Ya en el 1992 la mayor parte de la partida presupuestaria destinada a la mejora de la red nacional de ferrocarril, fue derivada a la construcción de AVE Madrid-Sevilla.

A partir de ahí comenzó la locura que alguien inventó con la frase “AVE para todos”, en donde todas las administraciones, General, Autonómicas y Locales vendían sueños a cambio de votos. Los ciudadanos y medios de comunicación que hemos sido despojados poco a poco del pensamiento crítico, evidentemente exigíamos tener el tren del siglo XXI en la puerta de casa, a pesar de su impagable coste de construcción, su alto coste de mantenimiento y el prohibitivo precio de los billetes para gran parte de la población.

Algo parecido paso con el vehiculo a motor, donde en los sucesivos Planes Nacionales de Infraestructuras, lo que no iba para la alta velocidad era para construir carreteras y autopistas, muchas de ellas infrautilizadas, dejando las migajas dedicadas al mantenimiento del ferrocarril convencional. También en este caso, todos deseábamos un potente coche en la puerta de casa y llegar al destino lo antes posible, sin importar que se alimenta de algo finito y que encima no tenemos, el petróleo.

Mientras tanto los gestores del llamado interés general de la sociedad, iban dejando morir de inalicion al medio de transporte colectivo mas eficiente y sostenible que existe, el tren convencional, entrando en un círculo vicioso de no inversión, empeoramiento del servicio y perdida de pasajeros, lo que daba la razón a los que habían provocado esta situación para justificar el cierre de muchas líneas y servicios ferroviarios.

Ahora con la crisis, parece “obvia” la necesidad de cerrar un servicio publico que posee bajos índices de rentabilidad económica, y obligar a la gente de los pueblos a vivir o malvivir en las ciudades o expulsarles a la carretera como medio de transporte, sin pensar que algún día el constante aumento del precio de la gasolina hará pinchar el boom de la burbuja de infraestructuras ineficientes.

Hoy parece sensato que como no hay dinero para invertir en la mejora del tren convencional deban suprimirse servicios, y de eso nos quieren convencer. Pero un día no muy lejano nos preguntaremos ¿donde esta el eficiente ferrocarril de toda la vida?, el que te podía llevar a cualquier parte del país y de una forma económica, y sobre todo nos preguntaremos: ¿y quién acabó con él?. Nadie, respondió el sabio del lugar.., el solito se murió, pero entre todos lo matamos.